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A Propósito De La Disolución Del Grupo

Julio Le Parc - 1968

 

Prácticamente el grupo no existía desde hacía algún tiempo.

Los esfuerzos realizados al comienzo del año se revelaron insuficientes. Una cierta indecisión para tomar nuevas iniciativas se veía claramente. Lo poco realizado en nombre del grupo, sin el acuerdo ni la colaboración de todos sus miembros, no correspondía a la denominación de trabajo colectivo.

A causa de esta deficiencia interna, las posibilidades de trabajo colectivo eran escasas; el grupo se veía a causa de eso (y sus miembros en particular) asimilado al ambiente artístico; eso era un "dejar hacer" cómplice, que no era compensado por nuevas experiencias, ni por las intenciones suscritas en la "toma de posición".

 

Una falta de voluntad y de capacidad para el trabajo colectivo (naturalmente justificada por parte de algunos de nosotros) hacía que el grupo marchara según las circunstancias. Para cada nueva iniciativa se debía arrastrar un peso muerto, debido a la falta de resolución, a una lentitud paralizante, a una colaboración forzada, a un temor al ridículo, a una aceptación obligada y desmentida por los hechos. Además el carácter cerrado del grupo, hacía de nosotros miembros "honorarios a vida" e impedía una renovación y limitaba naturalmente su radio de acción; así podía servirse del prestigio del grupo sin el menor esfuerzo.

Así las iniciativas nuevas y, en consecuencia, arriesgadas, como, por ejemplo, "un día en la calle", necesitó dos años de insistentes solicitaciones para, al fin, poder ser realizada. Y aún en el último momento las incertidumbres eran aún numerosas.

 

En el transcurso de mayo del 68 el grupo era prácticamente inexistente. No se podía contar con él, no se tenía necesidad de él. Cada uno de nosotros tomaba posiciones y se comportaba con relación a los acontecimientos como lo creía oportuno. Esta situación puso en evidencia el divorcio existente entre la capacidad de acción del grupo y las exigencias de la realidad.

 

Mi experiencia en el interior del grupo, durante los ocho años de su existencia, ha sido muy positiva. A pesar de mi acuerdo para su disolución, creo más que nunca en el trabajo colectivo como única posibilidad válida para tratar de trastrocar los valores instituidos, que encontramos prolongados en el interior del medio artístico.

Este empeño en forma de trabajo colectivo se revela imposible en el interior del grupo, en razón de su evolución, de su composición y de las exigencias de la situación externa.

 

Para mayor comprensión de mi posición actual adjunto el texto mío publicado en el número 8 de "Opus international".

 

París, diciembre 1968. Julio Le Parc.

 

 

ATELIER LE PARC - 2014